Después
de un tiempo, Jaejoong sentía un liguero dolor en su garganta. Quizas, debido a
que nunca en su vida se habia esforzado
tanto en cantar.
Aunque
no lo pareciera, ese hombre era realmente estricto. Primero habían calentado
alrededor de treinta minutos y habían estado buscando que genero le quedaría mejor para cantar ese día.
Por
su voz de… ¿barítono? ¿Soprano? ¿Qué habia dicho? ¿Liberar la voz, caja
torácica? ... pues bien, al menos ya habían
escogido la canción ideal para él.
Una
con un titulo en ingles que no se atrevería a intentar pronunciar.
Al
terminar el primer ensayo, los cuales serian muy temprano por las mañanas todos
los sábados, Henry le habia dicho que tenía
un buen timbre de voz pero que solo hacía falta educarla más.
Vale, él simplemente habia asentido con media
sonrisa sin entender ni siquiera un poco todos aquellos términos.
Y
bien, aquí estaba. Con un liguero dolor de garganta, una bebida caliente de la máquina
expendedora en sus manos, solo.
Changmin se habia ido justo cuando habia
pasado eso.
Así
que lo estaba esperando sentado en la acera viendo los automóviles pasar.
Ya
habia pasado un tiempo, el cielo comenzaba a nublarse y Jaejoong comenzaba a
sentirse un tanto nervioso.
Una
parte de él habia bloqueado toda esa escena en su cabeza, las sensación en sus
labios… pero ahora todo volvía a su mente.
Los
labios de Changmin eran más suaves y se sentían mil veces mejor, no hubo esa
dolorosa sensación de culpabilidad en su pecho.
Probablemente
la razón era porque habia correspondido
con total sinceridad.
La
pregunta era ¿Por qué? ¿Por qué Changmin lo habia echo, y por qué él habia
aceptado?
Ya
no era un niño pequeño para no saber qué significaba y , a pesar de que su vida
amorosa se reducía a… Bueno, nada. ¿Quién tiene tiempo para el amor cuando te
mueres de hambre? Al menos, él no.
Quizas
era un beso de agradecimiento…, o de compensación por los problemas que le
estaba causando pero no de amor.
¡Vale,
si era así entonces estaba haciendo lo mismo con Changmin que con Eunjae!
¿Verdad?...
¡El no podía sentirse atraído por un hombre, no era gay!
No…
No
estaba tan seguro ahora por culpa de Changmin.
Nunca habia estado confundido por Eunjae ya que Jaejoong no sentía nada
agradable cada vez que lo besaba.
Pero
ahora Changmin… eso habia sido como el cielo.
“Estúpido,
Changmin. ¿Por qué tenias que hacer eso?” Hundió la cabeza en sus rodillas. Aun
podía sentir la sensación suave y húmeda de esos labios.
“Sus labios, eran dulces y fríos...” pensó, inconscientemente relamiéndose. “Ahora siento que ya no quiero irme, pero
tengo que hacerlo. Ahora más que nunca, antes de que sea tarde.
“Él
me gusta, supongo” murmuro de forma apagada. “Me gusta su voz, su rostro, su
calidez, lo gracioso y raro que es y lo mucho que desespera ese carácter”
Terminó
la lata, se puso de pie y la arrojó al contenedor.
“Al
menos, no lo amo. Asi que no será doloroso”
Jaejoong caminó de regreso al edificio y se acerco a Jesse.
“Oh,
hola” La chica parecía estar diseñando algunos peinados en
la mesa de la sala de espera.
“Hola,
Jaejoong” Ella le sonrió.
“¿Podrías
hacerme un favor y prestarme algo donde anotar?”
Al
final escribió simples frases.
“Dile
que escapé (De hecho lo estoy haciendo) y revisa el primer cajón.
Perdona
todos los problemas que causé”
Habia hecho un buen intento por no escribir
como un niño de primaria.
“Jeese,
¿podrías darle esto a Changmin?” Le dio
el papel doblado en dos. “Es algo
importante.”
“Si,
por supuesto.” La chica lo tomó sin leerlo,
y lo guardó en el bolsillo izquierdo de sus jeans.
Jaejoong
dio media vuelta y comenzó a alejarse. “¡No vemos!” Escuchó que le decían.
“Sí”
mintió.
Apenas
salió del lugar, comenzó a llover.
“Solo
eso faltaba, gracias” siseó y siguió caminando, perdiéndose entre la gente.
Changmin
no se merecía eso, no necesitaba las mentiras de un mezquino como él. El
cantante incluso tenía una novia, mucho dinero y una carrera en la que Changmin
podía hacer lo que quisiera con ella.
Jaejoong
solo tenía lo que llevaba puesto y ganas de llorar.
“Ahora
no.” Se dijo a sí mismo. Caminó hasta
llegar a un pequeño edificio con
locales. Lo primero era conseguir trabajo y buscaría un alquiler en el
periódico, no importaba si estaba lleno de cucarachas. “Es comenzar desde cero”
murmuró antes de entrar a un restaurant de comida china.
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“Oh,
como me gustaría emborracharme” Changmin
tomó otra taza de café sin cafeína con mucha azúcar, crema y leche. “Pero la
resaca es horrible”.
Habia
un par de chicas observándolo desde una de las mesas, debían conocerlo porque
cuando habia entrado, los grititos agudos por aquí y por allá no se hicieron
esperar.
“Estamos
en Corea, hay Idols hasta debajo de la piedras ¡¿Por qué reaccionan así
conmigo?!” Habia querido decirles.
Estaba
de mal humor, y quizas se notaba a leguas, porque ninguna de ellas se habia
acercado a pedirle un autógrafo o algo así.
Terminó
de beber, y fue hasta la caja.
“Dos
pastelillos, por favor” pidió. “Hum….
Esos de fresas con betún blanco”
Los
compró para Jaejoong, ya eran más de las cuatro y debía tener hambre.
Lo
empaquetaron de una forma demasiado linda para un hombre. Era una cajita con
corazoncitos rosas y un moño rojo.
“Gracias”
murmuró incomodo.
Al
momento de subir a su auto, dio un largo suspiro mientras recargaba su frente en el volante.
Habia
sido impulsivo, habia sido estúpido, desagradable e infiel. Pero si pudiera, lo
haría otra vez porque habia sido el mejor beso que habia dado en su vida.
Se sonrojó. “Mejor beso en su vida” Habia sido
cursi, pero era la verdad.
El
problema era que no sabría como actuar con Jaejoong, ni que excusa dar,
porque realmente no tenía ninguna.
“Fue
un error ¿vale? Lo siento. Me tropecé…” Recordó el segundo besó. “Y luego me
tropecé otra vez”
No,
nunca le creería
“Te
confundí con una chica” La situación no era la correcta y Jaejoong no parecía
una, a pesar de ser condenadamente lindo.
“Otra vez estoy pensando en que es lindo. ¡Sí, lo
es! ¡Y también los conejos y las figuritas pequeñas de plástico en los pasteles caros!
“Pero
nunca he besado a un conejo o a la novia de un pastel de
bodas” Se dio topecitos contra
el volante.
*
*
“Oh,
creo que la razón es clara y se llama Te
gusta Jaejoong, idiota.” Habia llamado a Yoochun mientras conducía. Pero
antes de pedirle un consejo tuvo que contarle desde el principio todo lo que
habia sucedido y desmentir eso de que habia tenido una aventura con Jaejoong la
noche en el club.
Y estaba muy preocupado, porque esa idea no le
desagradaba del todo.
“Yoochun,
yo amo a Ume” Susurró, aún sin mucha determinación.
“Oh,
sí. La chica que no has visto desde que TVXQ tomó un descanso y la misma que te
colgó cuando le dijiste que no tenías el cheque. Ella de verdad te corresponde.” La voz de
Yoochun sonaba molesta.
“Es
mi novia”
“Las
novias están contigo en las buenas y en las malas. Y ella se fue a Japón justo
cuando más la necesitabas” Suspiró desde
la otra línea. “Tengo un descanso en cuarenta minutos, te espero en el set y hablamos.” Hace mucho tiempo que quería
abrirle los ojos a Changmin respecto a esa chica, y ahora con la ayuda de
Jaejoong, estaba determinado a hacerlo.
“Tengo
que recoger a Jaejoong primero”
“Hum…
¿Dónde está?”
“Esta
en un lugar… para aprender a cantar un poco”
“Oh,
que especifico. Vale, ven con él entonces.”
“Pero…”
“Changmin”
Le llamó Yoochun seriamente. “Me pides un consejo y lo que pienso es que debes
ir con Jaejoong, besarle y decirle que lo intenten.”
“¿Algo
menos drástico?”
“Ese
es mi consejo, si quieres otro, ven y
hablaremos. Las chicas del staff están espiando la llamada, adiós, adiós.”
*
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“Supongo
que tienes algo de experiencia” Le dijo el señor con acento cantones. “Vamos a
darte una oportunidad a pesar de que no cumples con muchos de los requisitos.”
“Gracias,
gracias.” Hizo una reverencia de noventa grados. “Cumpliré con sus
expectativas, lo prometo.”
“¿Está
bien si comienzas mañana?”
“Sí,
sí” asintió con una sonrisa.
La
paga era buena, descubrió que en esta parte de Seoul pagaban más y los horarios
no eran tan pesados.
“Debí
hacer esto desde un principio…” pensó, aún si el pequeño dolor en su pecho
continuaba. Changmin, Changmin… sólo podía pensar en él y realmente deseaba correr
de regreso y esperarlo, incluso si eso
significaba causarle más problemas.
Abrió
la puerta del restaurante, saliendo dirigiéndose calle abajo.
“Pero
no te mereces eso.”
Metió
la mano en el bolsillo del pantalón, y distraídamente contó el cambio.
Exactamente
completaba para un motel. Pasó por su
cabeza la idea de regresar con Eunjae, pero no quería obtener un agujero en la frente.
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“¡¿C-como
se atreve?!” Changmin casi tira el afeminado paquetito que traía para Jaejoong.
Estaba a punto de tener un tic en el ojo. “¿A dónde te dijo que iba?” le
reclamó a Jesse.
“Eh,
no me hables así, muchachito. ¿Desde cuándo eres tan grosero?” La chica se puso
de pie y le miró mal. “Anda a buscarlo
entonces, no me metas en tus problemas.”
Changmin
revolvió sus cabellos, frustrado.
¿Qué
pretendía ese…ese…? ¡No podía ni insultarle ahora!
Regresó
corriendo al volvo,
“¿Fue
por el beso?” susurró, ahora con las manos en el volante y aceleró. “No debió
ser tan desagradable porque hasta correspondió, ¡pero va a escucharme! ¿Y qué
es eso de “revisa el cajón” blablá?”
Odiaba
cuando la gente se ponía así de misteriosa, pero odiaba más aún cuando herían
sus sentimientos.
“Y
yo que consideraba tomar el consejo de Yoochun” cerró los ojos, respirando más
lentamente. Desaceleró, mirando varías
veces por entre la gente en las banquetas con la esperanza de verle.
Se
sentía como un tonto, él incluso habia desarrollado en su imaginación antes de
llegar al edificio, una escena donde
llegaba heroicamente y lo besaba de nuevo con pasión.
Sintió
las mejillas ardiendo.
La
llegada de Jaejoong a su vida, habia desencadenado un tumulto de emociones y sentimientos
que creyó jamás sentiría otra vez.
Estaba
seguro de que no era amor, pero sí lo
que sentía era lo primero que ocurría antes
de serlo.
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La
joven dio un par de sorbos a su bebida dietética.
“No,
no. Sólo las maletas de Louis V” le dijo a una de las sirvientas. “ El vuelo a
Corea es a las siete de la noche, date prisa, Miri ,y empaca lo necesario”
Los
tacones resonaron por los pasillos de mármol ordenado, indicando que se
marchaba de la espaciosa habitación.